Qué de temblor de peces hay en tus ojos cuando penetro en ti —buscándote, buscándote— granizada de luz en mi noche de agosto. Qué temblor de manantiales hay en tu bocacuando bebo de ti _buscándote, buscándote _ un buen sorbo de besos. Qué de temblor de risa hay en tus manos cuando vienen a mí —buscándome, buscándome— para exigir al mundo nuestra ración de dicha. Qué de temblor de vida hay en nosotros cuando nos descubrimos —buscándonos, buscándonos_ hasta sentirnos uno,nuestros, resucitados. |
Poesía en imagen
domingo, 3 de junio de 2007
BUSCÁNDONOS
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